La Revolución Mexicana
Las causas de la Revolución Mexicana son múltiples y muy complejas. Entre los muchos antecedentes que pesaban en el ambiente en el año de 1910 están:
- La permanencia de Porfirio Díaz en el poder, quien desde que llegó a la presidencia en 1876, se había hecho reelegir en siete ocasiones, por lo que su mandato se consideraba ya una dictadura.
- Las propiedades comunales o «ejidos» se habían hecho parcelables, y muchos de sus antiguos dueños —indígenas en su mayoría— fueron estafados o despojados de sus propiedades y se vieron obligados a trabajar como peones en condiciones de explotación.
- Se estima que, para 1910, el uno por ciento de la población poseía el 85 por ciento de las tierras cultivables, dando lugar a latifundios.
- A principios del siglo XX, Díaz permitió la explotación del petróleo mexicano por compañías extranjeras, como la Standard Oil.
- En 1907, una crisis económica internacional redujo los ingresos de las compañías extranjeras que operaban en México, lo que provocó desempleo y reducción de los salarios
- Finalmente, entre 1908 y 1909, una terrible sequía redujo las cosechas de maíz, lo cual impactó gravemente en la alimentación de las minorías más vulnerables. Por todo ello, el gobierno de Díaz había perdido el apoyo de las mayorías.
El surgimiento de Francisco I. Madero
Entre los muchos políticos e intelectuales que se oponían al gobierno de Díaz, destacó un hacendado coahuilense de nombre Francisco I. Madero, quien en 1908 publicó un libro trascendental: La sucesión presidencial en 1910, en la cual criticaba al mandato de Díaz y exigía elecciones limpias y democráticas.
A raíz de la publicación del libro, la escena política se polarizó y se dividió entre quienes apoyaban una nueva reelección de Díaz —que volvió a postularse a la presidencia, con Ramón Corral como vicepresidente— y quienes se oponían a la reelección y formaron el Partido Nacional Antireeleccionista, encabezados por Madero.
Lo que es más importante, y que celebramos hoy: convocaba al pueblo mexicano a levantarse en armas contra el mal gobierno, señalando el 20 de noviembre de 1910 como la fecha del inicio del levantamiento popular. Aquí las palabras de Madero:
«Conciudadanos: No vaciléis pues un momento: tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombre libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria que no podemos mancillar. Sed como ellos fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria. SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN.»
Ese día marcado por la historia, sin embargo, sólo hubo enfrentamientos militares menores —13 en total—, destacando los de Pascual Orozco y Pancho Villa en Chihuahua. Las consecuencias de este movimiento social se prolongarían durante muchos años, y darían forma al México de nuestros días.